Todavía son nuestros esclavos

El equipo de África Piensa ha investigado sobre el autor de este artículo sobre la esclavitud mental y cultural de los negros, que lleva tiempo circulando por internet y las redes sociales, y os sorprenderá lo que hemos descubierto. Primero reproducimos de forma resumida el contenido del artículo; al final compartimos con vosotros el resultado de nuestra investigación.

“Podemos seguir obteniendo beneficios de los negros sin el esfuerzo de la esclavitud física. Los métodos actuales de contención que ellos usan sobre sí mismos son: LA IGNORANCIA, LA AVARICIA Y EL EGOÍSMO.

  1. Su IGNORANCIA es su principal arma de contención. Un gran hombre dijo una vez: «La mejor manera de esconder algo a los negros es ponerlo en un libro». Ahora vivimos en la era de la información. Ellos tienen la oportunidad, como todos, de leer cualquier libro sobre cualquier tema y sobre los esfuerzos de su lucha por la libertad; pero se niegan a leer… 
  2. LA CODICIA es otra poderosa arma de contención. Los negros, desde la abolición de la esclavitud, han tenido grandes cantidades de dinero a su disposición… Cualquiera de nosotros puede utilizarlos como objetivo de nuestro mercado, regalándoles sueños o lo extravagante. No importa, ellos lo comprarán. Son principalmente altos consumidores que funcionan totalmente por la codicia. Ellos continuamente quieren más, y no se preocupan mucho de ahorrar o invertir.

Prefieren comprar las últimas zapatillas, relojes o marcas nuevas, que invertir y comenzar un negocio. Algunos incluso descuidan a sus hijos por obtener las últimas tendencias y todavía piensan que tener un Mercedes o una casa grande es tener ‘Status’.

¡Son tontos! La inmensa mayoría de su gente todavía es pobre porque su codicia les impide organizarse para hacer mejores comunidades …

  1. EL EGOÍSMO, arraigado en sus mentes a través de la esclavitud, es una de las principales maneras en las que podemos seguir dominándolos. Uno de los suyos, Dubois, dijo que había una división innata en su cultura. Un «Décimo Talento», lo llamó. Estaba en lo cierto al reconocer que hay algunos de su cultura que han logrado alguna «forma» de éxito. Sin embargo, esos  han creado otra clase social, una clase Buppie, que mira por encima a su gente o les ayuda de una manera condescendiente. Ellos nunca lograrán lo que tenemos … Su egoísmo no les permite ser capaces de trabajar juntos en cualquier proyecto importante. Cuando se juntan, su egoísmo deja que sus egos se interpongan en su objetivo. Sus llamadas organizaciones de ayuda parecen querer promover sólo su nombre, sin hacer ningún cambio real en su comunidad …

Están contentos de sentarse en conferencias y convenciones en nuestros hoteles, y hablar sobre lo que van a hacer, siendo los mejores oradores, pero no los mejores en la práctica sobre lo que hablan. ¡Su egoísmo no tiene fin!

Los más acomodados creen ser mejores que los demás debido a lo que poseen, cuando de hecho, están sólo uno o dos cheques de pago lejos de la pobreza. Todo lo cual está bajo el control de nuestras plumas en nuestras oficinas y nuestras habitaciones.

Sí, seguiremos dominándoles mientras se nieguen a leer, sigan comprando lo que quieran y sigan pensando que están «ayudando» a sus comunidades pagando cuotas a organizaciones que no hacen otra cosa que celebrar fiestas en nuestros hoteles…”  Hasta aquí el resumen del artículo.

EL RESULTADO DE NUESTRA INVESTIGACIÓN

Como todos sabemos, el autor del artículo es un tal DEE LEE, profesor financiero en Harvard; pero hemos descubierto que Dee Lee no es el autor del artículo.

Según fuentes de nuestra investigación, el artículo apareció por primera vez en internet en octubre de 2001, firmado como anónimo, en una publicación del NEW YORK BEACON, diario de referencia de los problemas de la comunidad afroamericana, y se asumió por parte de la comunidad  como una burla a los «Buppies», la clase media-alta afro, que a pesar de su éxito, no habían sido capaces de ayudar a la comunidad a superar los guetos.

En enero de 2002 el artículo fue a parar a la bandeja de entrada del e-mail del SNOPES.COM, página web para la validación o invalidación de leyendas urbanas, rumores y noticias falsas, señalando que fue escrito por un blanco (en general, sin especificar el sexo).
Como explica SNOPES.COM, en octubre de 2002, la comunidad empezó a ponerle caras al fantasma. Les empezaron a llegar versiones de diferentes fuentes sobre quién podría ser el autor.

La primera víctima fue Christian Dee Lee (siguiente foto), mestizo, locutor y humorista del programa de radio “The Dee Lee Show”, que lo negó diciendo. “Nunca he leído ni comentado sobre un artículo como ese en ningún programa de radio, y nunca lo haría. Sería una degradación de mi propia raza”. Para entonces, el daño estaba hecho. Su programa quedó etiquetado como un espacio de burla a la comunidad afroamericana.

Más tarde cayó la segunda víctima, esta vez una mujer blanca, Dee Lee, profesora de Harvard, que igualmente negó haber sido la autora del artículo. Dee Lee pasó de ser un humorista de radio mestizo (varón), a una profesora de Harvard (mujer blanca), para acabar siendo un profesor varón de raza blanca.

Para calentar más el asunto, los analistas se aprovecharon del carácter impulsivo generalizado de las personas negras, asegurando que el artículo fue escrito por una persona blanca racista.
En ese ambiente confuso, la primera persona que hizo un llamamiento público a la razón sobre el asunto fue Tony Norman, hombre negro, columnista editor del Pittsburg Post-Gazette, reconociendo que, a pesar de su carácter didáctico, el artículo había sido recibido como una crítica por la falta de autocrítica generalizada de la comunidad afroamericana. Norman insistió en que el autor del artículo sí era negro, muy a pesar de que aquella era una cuestión que no cabía en la mente negra.

La confusión sigue allí y desde América, pasando por Latinoamérica y Europa, la pólvora llegó hasta África, convirtiendo el asunto en una cuestión globalizada de negros contra blancos -Para que luego digamos que no nos afecta la globalización.

Hasta hoy no conocemos al verdadero autor, pero sí que sabemos quién editó y publicó el artículo. Es el Dr. ARTHUR LEWIN, profesor del Departamento de Estudios Negros e Hispánicos del Baruch College de la Universidad de Nueva York (siguiente foto).

El título original del artículo es “How to make an economy or Ghetto Slave” (Cómo hacer un esclavo económico o Ghetto), que el editor Arthur Lewin cambió por “They Are Still our Slaves” (Siguen siendo nuestros esclavos), que se tradujo al español por “Todavía son nuestros esclavos”.

Después de nuestra investigación, sospechamos que el autor del artículo pudo ser un profesor o estudiante afroamericano del Departamento de Estudios Negros e Hispánicos del Baruch College, que quería hacer esta autocrítica a su propia comunidad; pero que prefirió quedarse en el anonimato dando la impresión de que el autor era una persona blanca.

ÁFRICA PIENSA OPINA

En primer lugar y según las huellas que hemos seguido, es más probable que el artículo haya sido escrito por un negro que por un blanco, por los datos que maneja y por la precisión con la que describe los defectos de la comunidad negra. Creemos que sólo pudo haberlo escrito un miembro de la comunidad o un experto en la materia.

En segundo lugar, para nosotros esto es una autocrítica muy bien fundada, y valoramos la objetividad con la que el autor ha llegado hasta las entrañas de nuestra comunidad, poniendo a la luz, uno a uno, todos los defectos que nos impiden avanzar.

En tercer lugar, nos asombra confirmar una vez más que los genes no perdonan. El artículo nos ha hecho reflexionar, hasta llegar a nuestra infancia. Les invitamos hagan un ejercicio de memoria. Regresen a su infancia y recuerden cómo se resolvían los problemas en casa. En todo caso, permitidnos traer aquí unos casos:

El primero: todos tenemos un “trouble maker” en la familia -Término en inglés para las personas problemáticas-. ¿Se acuerdan de esas veces en las que ese niño llegaba a casa llorando? Sin importar lo problemático que fuese, ¿recuerdan cuál era la primera pregunta de los padres? No fallaba. ¿Quién te ha pegado? ¿Y cuál era la reacción? Salir a devolver la paliza primero para luego y, sólo después de la pelea, preguntarse por qué se le había pegado al niño. Y aún después de descubrir que el “trouble maker” era el culpable, éste seguía recibiendo el respaldo de la tribu ante los otros -enemigos- y sólo llegados a casa se le recriminaba por su comportamiento -en algunos casos.

Segundo: Si alguien de la familia está enfermo, lo primero que nos preguntamos es ¿Quién le hace enfermar? Antes de buscar el foco de la enfermedad en su herencia genética, sus hábitos de vida o un virus.

Tercero, y con este acabamos: si muere un miembro de la familia, ya sea por enfermedad o accidente, la primera pregunta es ¿Quién lo ha matado? Siempre hay un culpable, vivo o muerto; y siempre es un enemigo de fuera. Nunca somos nosotros mismos los responsables de nuestras desgracias.

Pero cuando la pelea es a nivel mundial, la tribu se hace aún más grande y los enemigos de ayer se hacen amigos -aliados en la guerra-. El poder de los genes ha quedado expuesto. Desde América hasta África y muy a pesar de los que piensan que los problemas del sur no le afectan al norte y viceversa, la reacción de los negros a la llamada de la tribu ha sido la esperada. Confrontación en lugar de agradecimiento con la persona que ha sido capaz de ser sincero con nosotros y que ha intentado hacernos despertar de la ignorancia.
Después de todas las búsquedas, África Piensa no ha dado con ningún profesor de Harvard varón llamado Dee Lee.

Conclusión: es curioso ver cómo somo dados a responder a la llamada de la tribu para defendernos y atacar, da igual que seamos negros de América o de África. Pensamos que es urgente empezar a señalar con el pulgar -hacia nosotros mismos-. Ya es hora de cambiar el ¿Quién ha sido?, ¿Quién te crees tú?, ¿Sabes con quién tratas? Por el ¿Qué hacer para arreglarlo? ¿Cómo puedo mejorar?

La AUTOCRÍTICA, asignatura troncal e imprescindible para el crecimiento de cualquier persona o comunidad, por lo tanto, para el progreso de nuestros pueblos, es el mayor problema que bloquea el desarrollo integral del continente africano. Esperamos que hayamos aprendido todos de este caso. Estamos a tiempo de rectificar, porque siempre hay algo mejor que dar. África lo merece.

Foto de portada

8 comentarios en “Todavía son nuestros esclavos

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