EUROPA Y ÁFRICA, una historia de amor, odio, aceptación, rechazo, explotación, ayuda, indiferencia…

La historia de Europa y África es como la historia de los hombres y las mujeres. En esta relación ha pasado y pasa de todo, pero los dos están condenados a convivir y entenderse, porque se necesitan mutuamente.

En esta historia encontrarás a europeos que han esclavizado y  explotado a los africanos; al mismo tiempo encontrarás a europeos que han amado, ayudado y entregado su vida por África y los africanos. También encontrarás a africanos que odian y rechazan a Europa cuando les conviene; pero al mismo tiempo muchos de ellos tienen nacionalidad española, francesa, etc; tienen cuentas bancarias y mansiones en Europa, sus familias viven en Europa, y ellos mismos viajan a Europa para curarse o exiliarse. También encontrarás a europeos que rechazan a África cuando les conviene, pero después de vivir tantos años en África les cuesta volver a casa, porque lo mejor de África, la gente sencilla, les roba el corazón. Es una historia muy compleja la de Europa y África.

Pero vamos a ver qué es lo más importante que separa a Europa de África.  No son los kilómetros; de hecho Cuba, China y Estados Unidos están más lejos.  Lo que realmente nos separa son las mentes, los corazones, las costumbres, la forma de organizarnos, la disciplina, el ritmo de trabajo, etc. Tenemos ejemplos curiosos de esto. Por ejemplo, Ceuta y Melilla están en África, pero son diferentes. Los americanos, franceses, españoles, chinos, etc; han creado y viven en su pequeño mundo en Guinea Ecuatorial y en otros países africanos, porque no están acostumbrados a vivir como nosotros. Los africanos y árabes también hemos creado y vivimos en nuestros pequeños mundos en España y en Europa, porque no acabamos de asumir y aceptar la forma de vida y la mentalidad de los europeos.

Con estos ejemplos llegamos a la conclusión de que el problema no es la distancia que nos separa, ni el lugar donde viven unos y otros, sino las personas y su mentalidad. Alguien me dirá que no podemos compararnos con Europa, porque llevan siglos de civilización y nos explotaron y nos siguen explotando. Es verdad, pero, por lo menos que se vea que queremos avanzar, aprender de los demás y mejorar; además, Europa nos explotó en siglos pasados sin nuestro permiso, hoy lo hace con nuestro permiso. Lo que uno tiene en su corazón y en su cabeza lo lleva a todas partes. El cambio de lugar puede ayudar o no, según la persona.

Pongo un ejemplo: si hiciéramos un intercambio y llevásemos a los ciudadanos europeos a África, y a los ciudadanos africanos a Europa,  10, 20 o 30 años después notaríamos la diferencia. Los africanos emigrarían de nuevo y cruzarían el estrecho en pateras al revés, de Europa a África.

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