Muchos occidentales piensan que los africanos somos difíciles de entender. Después de muchos años de residencia y convivencia en cualquier país occidental, cuando creen que ya nos conocen, siempre les sorprendemos. Y es que podemos estar conviviendo muchos años sin conocernos realmente, si no hay interés y esfuerzo por ambas partes.
Es muy difícil que los occidentales nos entiendan porque, entre otras muchas razones, pasamos los primeros años de nuestra vida en África y nuestra mente y nuestra psicología se configuraron en una sociedad y cultura diferentes. Los primeros años de la vida de una persona, es decir, infancia, adolescencia y juventud, son muy importantes en la formación de la personalidad, hábitos de conducta, costumbres, mentalidad, forma de ver y entender el mundo, forma de relacionarse con los demás, etc.
Esto no lo entienden muchos occidentales que tienen la costumbre de querer saber y entenderlo todo. Muchos piensan que, una vez que venimos a sus países, después de unos años, asumimos, nos adaptamos y entendemos totalmente su forma de ser, de vivir, de pensar y de relacionarse. No saben que, por muy desarrollados que estén los países occidentales, siempre habrá cosas que respetará, pero nunca entenderá ni asumirá un africano; igual que un europeo o un americano, por muchos años que vivan en África, siempre habrá cosas que respetarán, pero que nunca entenderán ni asumirán totalmente.
Además, resulta que en esto los africanos jugamos con ventaja, porque hemos vivido en África y ahora vivimos en Europa o América; pero muchos europeos y americanos no han vivido en África. Por tanto, tendrían que ser más prudentes y respetuosos a la hora de opinar sobre un continente con tanta diversidad de culturas que sólo conocen por las noticias, películas y documentales. Vivir en un sitio te ayuda a conocerlo y descubrir poco a poco aquellas cosas que nadie te dice, pero que son el alma de un pueblo.
Este choque de formas de ser, mentalidades e identidades se vive con mucha más claridad en las parejas o matrimonios mixtos entre africanos y occidentales; sobre todo si los dos viven en Europa o América. A veces, no siempre, la parte occidental quiere que la parte africana se adapte totalmente a sus costumbres, mentalidad, forma de ser, de relacionarse con familiares y amigos, etc; olvidándose de que la parte africana, aunque sea pobre, es una persona con una identidad, una historia, una familia, unas costumbres y unos valores que no puede rechazar totalmente sin dejar de ser quien es.
Hay cosas que uno no elige, sino que encuentra al nacer. No es lo mismo nacer en África que nacer en Europa. Un niño que ha nacido en Europa crecerá en una sociedad individualista, capitalista y competitiva, donde cada uno se busca la vida y es responsable de su vida y su futuro. No podrá hacer nada por cambiar esto y, le guste o no, influirá en su mentalidad, personalidad, relaciones y forma de ser. Lo mismo que un niño que ha nacido en África crecerá en una sociedad solidaria, con un gran sentido de la familia, el clan y la tribu, donde se comparte casi todo, y la vida y el futuro de uno dependen de toda la familia. Por tanto, no podrá rechazar y desentenderse totalmente de su tierra y de los familiares que le criaron y le educaron en medio de muchas dificultades, aunque ahora viva con más o menos éxito en Europa o América, y haya cambiado de vida, mentalidad, costumbres y forma de ser.
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En hora buena por este artículo.👍🏻
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