EL HOMBRE AFRICANO: Víctima y verdugo al mismo tiempo

Padre, hermano, esposo, valiente, luchador, que la mayor parte de las veces sufre en silencio.

Igual que la mujer africana, la vida del hombre africano también está marcada por la cultura, la tradición, la mentalidad, las costumbres, la falta de formación, el orgullo, la pobreza, la ambición, la inmadurez de muchos, la búsqueda de dinero fácil, etc.

El hombre africano es víctima y verdugo al mismo tiempo. Le han enseñado desde pequeño que tiene que comportarse como hombre, es decir, buscarse la vida, asumir y afrontar todas las dificultades de su vida, cuidar de sus padres, hermanos, tíos, sobrinos; cuidar de su esposa o esposas e hijos, cuidar de los familiares de su esposa o esposas, etc. A todo esto se suman la situación de inestabilidad e incertidumbre constantes y las luchas y persecuciones sociales y políticas  que se viven en nuestros países.

Muchas veces no puede ni tiene medios suficientes para asumir y llevar esta enorme carga, pero, como hombre, tiene que hacerlo y sin quejarse; porque, si no, parecerá poco hombre. Al final, las consecuencias de toda esta carga y presión las paga primero él mismo con su salud. Vive un estado de estrés y preocupación constantes. Muchos sufren enfermedades cardiovasculares, tensión, ataques y muertes tempranas. Después los familiares y amigos dirán que han muerto por brujería. La gente no es consciente de que una persona con tanta presión y preocupaciones puede sufrir un ataque en cualquier momento. Luego pagan también las consecuencias los que le rodean: la esposa o esposas, los hijos; y, si tiene una responsabilidad pública, sus empleados o súbditos. Queriendo o sin querer, acaba maltratando y transmitiendo su amargura y malestar a todos los que le rodean. Como él no es feliz ni tiene paz interior, los que le rodean tampoco tienen que ser felices, porque los mantiene él a todos. En conclusión: muchos ni viven, ni dejan vivir.

Como en el caso de la mujer africana, la situación del hombre africano también cambiará cuando evolucione toda la sociedad. Los jóvenes y adultos que han estudiado, han viajado o han cambiado de mentalidad, encuentran muchas dificultades y problemas para vivir, trabajar y desenvolverse con paz interior en nuestras sociedades africanas. También les cuesta, a veces, encontrar a una mujer que piense como ellos para formar una familia. Y es que en las sociedades africanas se piensa que ser feliz consiste en tener mucho dinero, cargos, casas, coches, esposas, amantes, etc. Pero la verdad es que muchos hombres africanos tienen todo esto y no son felices, porque la felicidad no depende del todo de lo mucho o poco que tengas, sino de ti mismo, de tu interior, tu corazón, tus ideas, tu forma de pensar y de organizarte. Por ejemplo: es muy difícil que un hombre que lleva toda esta carga que hemos mencionado anteriormente sea feliz.

Como siempre decimos, creemos que la situación del hombre africano es una responsabilidad compartida de toda la sociedad, tanto de los familiares que le echan encima tanta carga sin conocimiento, como de él mismo que la asume y acepta sin ser consciente de que está en juego su propia vida y su salud.

Y la solución la encontramos siempre en la educación y el cambio de mentalidad; sobre todo desde niños y jóvenes.

Foto portada

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *